El por qué cuidar nuestra piel se justifica no solo por la estética sino también por la salud en general. La piel tiene un papel muy importante en la protección y el control de la temperatura corporal, nos defiende del sol, las infecciones y otros daños físicos. Es el único órgano que esta directa y constantemente expuesto al exterior.

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Se dice que los ojos son el reflejo del alma y verdaderamente es así, por lo tanto, como nos cuidamos por dentro se va a ver reflejado en nuestra piel ya sea de forma negativa o positiva.
Podríamos ver una piel apagada, con mucho acné, con falta de hidratación, manchas, con resequedad y mucho más. La piel puede avisar de enfermedades internas como por ejemplo con cambios en su color o textura, con aparición de granos o de manchas.
Nuestra piel merece y requiere de cuidados adecuados, principalmente a medida que nos hacemos mayores.
¿Conoces los tipos de piel?
Es importante conocer nuestro tipo de piel. el tipo de piel de cada persona es diferente puede ser normal, seca, grasa, mixta y sensible.
Normal: es una piel con buen equilibrio, no es demasiado grasa ni demasiado seca
Seca: es una piel que produce menos sebo de lo normal y carece de humedad.
Grasa: es una piel que produce mucho sebo. Tiene brillo y poros visibles.
Mixta: es una piel que consta de una mezcla de tipos de piel, varia entre la zona T y las mejillas.
Sensible: es una piel hiperreactiva por lo que reacciona mucho más que una piel normal. No suele tolerar bien los cosméticos por lo que requiere cuidados muy específicos.
Los productos para el cuidado de la piel deben seleccionarse para que se adapten al tipo de piel. Los dermatólogos y otros expertos en cuidado cutáneo determinan el tipo y el estado de la piel de una persona midiendo diversos factores: signos de envejecimiento, color de la piel, sensibilidad de la piel.
Este artículo es gracias a Laura Ríos. Técnica en Dermocosmética.